domingo, 8 de mayo de 2011

Infanticidio en focha común


No solemos prestar suficiente atención al comportamiento animal, que sin embargo depara abundante información y no pocas sorpresas. Recientemente, Juncal Lucas y Ricardo Lareo, visitantes habituales y agudos observadores, fueron testigos en Plaiaundi de una conducta inusual: una focha común (Fulica atra) adulta acabó con la vida de un pollo de la misma especie. El pollo, de apenas una semana, se hallaba desvalido y piaba intensamente, procurando aproximarse al adulto. Ello, en vez de despertar el instinto protector del que parecía ser su progenitor, motivó por el contrario que éste la emprendiera a severos picotazos hasta acabar con la vida del polluelo, llegando a rematarlo cuando ya flotaba exánime, ante la estupefacción de los observadores.

Buscando explicación al fenómeno, nos hemos encontrado con dos posibles variantes. Una estaría dentro del llamado parasitismo intraespecífico (conspecific brood parasitism), por el cual algunas hembras pondrían huevos en nidos de otras parejas de su misma especie como medio de aumentar su éxito reproductor. En el caso de la focha este comportamiento está comprobado, y su éxito o fracaso depende de la capacidad de los padres adoptivos para detectar el huevo o polluelo ajenos; en caso afirmativo, los padres acaban con el intruso. Otra posibilidad es conocida en general en el mundo animal y ha sido descrita recientemente en el caso de la focha común. Se trata de la decisión de los progenitores, si los recursos escasean, de acabar consciente y deliberadamente con alguno de sus pollos para incrementar las posibilidades de supervivencia de sus hermanos. En este caso, los progenitores optan por asegurar el desarrollo de una parte de la pollada, antes que soportar el riesgo de perderla entera por malnutrición o depredación. En cualquier caso, toda explicación se encuadra en el esquema general del evolucionismo neodarwinista, bajo la premisa de que cada individuo está llamado a difundir al máximo su dotación genética.

Estos fenómenos ilustran como pocos nuestras hondas limitaciones, juez y parte, para observar y describir la naturaleza en general y el mundo animal en particular sin proyectar valores considerados propios de las sociedades humanas, como la justicia, la igualdad o la compasión. Gracias a Juncal y Ricardo por su contribución.

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